Libertad de expresión y periodismo

En el pasado, particularmente durante la época del melgaregismo, era un sacrilegio emitir opiniones, informar o criticar sobre las actuaciones gubernamentales, y para aquellos que se atrevían a utilizar los medios, la respuesta era inclusive la pena de muerte, de manera que la política fue acallar cualquier pretensión de esa naturaleza.

Menos mal que en enero del año 1925, se dio inicio al respeto de las opiniones o informaciones a través de la Ley de Imprenta, que alguna gente del presente la quiere mostrar como obsoleta, cuando en nuestro país se tuvo los Códigos Santa Cruz, cuya vigencia fue de más de cien años, sin que alguien hubiera observado los mismos, pese al avance de la ciencia del Derecho,

La Ley de Imprenta no tiene esos cien años de nuestros códigos, de modo que al presente aún sigue vigente, así como el Código de Ética del Periodista, con el que cuenta este sector de la sociedad boliviana, para garantizar el ejercicio de la profesión.

Este pasado 10 de mayo se ha recodado el Día del Periodista, y hacemos un breve paréntesis de nuestra actividad, tal como lo hace cualquier sector de la sociedad, para referirnos a los avatares que tiene que enfrentar el periodista cuando tiene que informar la verdad de un hecho, opinar sobre el mismo o finalmente criticar alguna conducta de quienes se encuentran en el ejercicio gubernamental.

Cuando se produce la concentración del poder, obviamente que los abusos emergentes de aquella actitud tienen que ser informados al soberano (el pueblo), pero quienes estamos comprometidos con esta profesión, no podemos dejar de ser analistas, menos críticos de lo malo, así como también aplaudir lo bueno.

Lo cierto es que el periodismo se debe sustentar en la libertad de expresión y en la libertad de información, principio fundamental de la democracia en cualquier parte del mundo, so pena de encontrarnos en un sistema dictatorial o autocrático, debiendo tenerse presente que la LIBERTAD es uno de los derechos fundamentales del hombre, conseguido con sangre y luto tras luchas a través de la historia, y que se plasmó en la Declaración de los Derechos del Hombre, recogidos por la Carta de la ONU, así como pactos internacionales como el de San José de Costa Rica, e incorporados en la diversas Constituciones Políticas de los Estados, donde se ha establecido el ejercicio de una verdadera democracia.

Tenemos que recordar a eximios periodistas del pasado , como el Dr. José Carrasco Torrico, fundador de “EL DIARIO”, Carlos Montenegro, Augusto Céspedes, José Cuadros Quiroga, Armando Arce, Rodolfo Salamanca, Jorge Suárez, Ted Córdova Claure, Carlos Miralles de La Patria de Oruro y muchos más, quienes en su momento sostuvieron a ultranza la libertad de expresión e información. Las nuevas generaciones de periodistas deben continuar este legado en sus tareas diarias, porque de lo contrario no estarían cumpliendo con el pueblo al que se deben.

Merecen especial mención en esta nota el Rvdo. Padre José Gramunt de Moragas, los matutinos EL DIARIO y Página Siete, por haber sido los que nos dieron ejemplo de rectitud

en sus informaciones y editoriales, y por ser celosos defensores de la Libertad de Expresión y Prensa, pero que a la postre sufrieron la avalancha de los depositarios del poder.

En la posesión de los nuevos miembros del Tribunal de Imprenta, consagrado por su respectiva Ley, se señaló con absoluta claridad que el periodismo es el último reducto de la democracia, ya que sin libertad de expresión no hay democracia.

(El ejercicio del poder corrompe y su sometimiento degrada)

Fuente: El Diario, 11.5.13 por Santiago Berrios,  periodista y abogado constitucionalista.

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