Mi colega Alejandro Pardo ya lo ha bautizado como “El Manifiesto Netflix“, y lo cierto es que el documento de prospectiva publicado hace unos días en la sección de relaciones con los inversores del sitio web de la empresa, aporta pistas acerca del futuro de la televisión, aplicables a otros sectores.
Aunque se trate de un pronóstico interesado, hay que reconocer que Netflix (un servicio de pago de televisión a la carta distribuido por internet), ya se ha convertido en uno de los grandes del mercado de la televisión en los Estados Unidos y que su expansión a otros 43 países revela su voluntad de proyección global. En este sentido, indudablemente tiene relevancia la visión de futuro del sector que Netflix ha compartido con sus accionistas.
La previsión central del documento es la paulatina sustitución de la distribución lineal de televisión por la televisión vía internet, el desarrollo de los mercados de aplicaciones que remplazarán a los canales y la desaparición del mando a distancia en beneficio de sistemas de interacción más inteligentes, sociales y personalizados.
Algunas de las claves de la estrategia de Netflix pueden servir de referencia en otros sectores que, al igual que el televisivo, enfrentan la necesidad de reinventar sus modelos de producto y de negocio para sobrevivir:
•En un tipo de contenido (películas y shows clásicos)
•En la gestión del servicio (altas y bajas de suscriptores, facturación y atención al cliente)
•Tarifa (ajustada, única y plana)
•Catálogo (selectivo, protegido con altas inversiones en licencias y en producción original)
•Innovación para la mejora tecnológica del servicio (calidad de audio y vídeo, aplicaciones, sitio web y personalización de la oferta mediante algoritmos)
A diferencia de otros medios que se empeñan en definirse en función de un soporte, Netflix ha entendido que su negocio es un servicio: la distribución multi plataforma y personalizada de contenido audiovisual de entretenimiento.
Fuente: Infobae, 30.4.13 por José Luis Orihuela, periodista español
pan>Añade que la calidad de los contenidos informativos influye en el desarrollo y crecimiento de una sociedad, y en Ecuador “se han fijado estándares de calidad en el artículo 18 de la Constitución que responsabilizan a los medios a producir información verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa y con responsabilidad ulterior, hacia la consolidación de defensorías de audiencias que velarán por la buena calidad de la información y el respeto de los derechos humanos”.
El Gobierno considera también que “la eliminación de la precarización y tercerización es un gran avance” y que de “sueldos paupérrimos, utilidades mínimas o inexistentes sin derecho a horas extra u otros beneficios de Ley” se ha pasado en la actualidad a “equiparar la categoría profesional de los periodistas con la de los profesores, logrando que un comunicador titulado no gane menos de 800 dólares, mientras que uno que no tenga estudios de tercer nivel como mínimo $600″.
También se hace referencia a que “los canales alternativos de comunicación eran muy pocos y el acceso a Internet era limitado, por su reducido ancho de banda y la escasa infraestructura tecnológica”, y se ha ampliado la infraestructura de acceso a las tecnologías de información: “Con ello 10′ 700.000 ecuatorianos acceden al Internet en todo el país en sus viviendas, en 373 infocentros públicos, permitiendo contar con más información y posibilidades de expresión”.
La Secretaría de Comunicación valora que estos avances, “conquistas justas y sobre todo pasar de una la libertad de prensa que era un privilegio de pocos a promover como un derecho de todos, porque ahora el Estado promueve la democratización de la comunicación como ordena la Constitución, es motivo suficiente para celebrar el Día Mundial de la Libertad de Prensa”.
“La prensa necesita de muchas voces para poder ser libre. Necesita diversificarse, adaptarse y evolucionarse para poder ser libre”, concluye en un comunicado.
Fuente: Periodistas en español, 30.4.13