por Jorge Quispe
Hasta hace unos tres años, creía que el periodismo narrativo iba a ser la mejor herramienta del periodista del siglo XXI. Ahora todavía lo sostengo, pero debo añadir que la investigación debe ser la premisa y el gran desafío de los periodistas.
Leyendo al escritor y periodista Gay Talese, que regentó durante meses un centro nudista para escribir el best seller La mujer de tu prójimo, o al recordado Ryszard Kapuscinski, considerado el mejor reportero por haber revelado el corazón de África y América Latina como pocos, reivindicó a los periodistas que entran al barro y que se mojan hasta la cintura para contar una buena y reveladora historia.
Hace unas semanas oí atentamente cuando una colega defendía aquel periodismo en el que sólo se deben presentar los hechos, contarlos y que luego sea el lector, el oyente o el televidente el que saque su conclusión.
No es tan simple el trabajo del reportero, por eso quizás ninguna de las centenares de noticias con las que algunos medios nos bombardean todos los días sobreviven a las diez de la mañana. No obstante, un buen artículo de investigación con el sello del periodismo narrativo aún será comentado el próximo fin de semana.
Defiendo a quienes intentan hacer este tipo de periodismo que, a mi juicio, es el mejor blindaje ante los nuevos avances tecnológicos y con noticias que son transmitidas en vivo. Hay que ser militantes de esta forma de periodismo, porque además de ser revelador ofrece la mejor posibilidad de ayudar a la comunidad, a quienes en última instancia se debe un periodista.
Dejemos a los viejos tecnócratas discutir sobre la objetividad, como lo hacían hace 50 años, y en cambio tomemos la bandera del periodismo de investigación, porque sólo así se podría trascender en esta vida, y tomemos algunos de los ejemplos que nos dejaron Talese y Kapuscinski, entre otros, que para revelar algo, entraban al corazón de los casos que investigaban.
Si hasta hace unas décadas los periodistas informábamos sobre el “qué” de la noticia, ahora más que nunca es el momento de preguntarnos el “por qué”, dar un paso más adelante del que ya nos entregó la televisión, la radio o el diario digital.
Y para todo eso, se requiere que nuestros futuros comunicadores sean ante todo verdaderos reporteros de calle. “Si no hay una buena reportería, no hay nada”, me decía un viejo editor hace años y tenía mucha razón. Si a ello le sumamos que en tiempo real, blogueros-twiteros ya envían noticias, fotos y videos ¿con qué podemos ganarles? Las tres palabras clave: periodismo narrativo e investigativo.
Fuente: La Razón, 9.6.13 Jorge Quispe, periodista boliviano