Federico Bianchini y el nuevo periodismo

por Claudia Gonzáles Yaksic 

El periodista argentino Federico Bianchini, ganador del Premio Don Quijote 2013. | Malena Azcona – Agencia

Federico Bianchini (Argentina, 1982) es considerado como uno de los mejores periodistas de América Latina después de haber recibido, en enero de 2013, el premio Don Quijote, una de las siete categorías de los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España, los más cotizados de Iberoamérica.

Este galardón lo consiguió con la crónica “El Supremo Anfibio”, donde narra con notable maestría la vida de Raúl Zaffaroni, el polémico juez de la Corte Suprema de Argentina.

El jurado que falló el Premio Don Quijote de este año  –que se convoca desde 2004 para premiar la buena utilización del español y que valora la calidad lingüística–, se refirió con las siguientes palabras el trabajo de este talentoso periodista:

 “Consigue con gran maestría y riqueza del lenguaje retratar a un personaje controvertido en sus múltiples facetas personales y profesionales, utilizando con brillantez técnicas periodísticas y literarias que hunden sus raíces en la mejor tradición del nuevo periodismo iberoamericano”.

Actualmente, Federico Bianchini es periodista y subeditor de la revista Anfibia, también es redactor del diario Clarín y publica sus artículos en las revistas Brando (del periódico La Nación) y Gatopardo.

La siguiente, una entrevista con el periodista argentino, conseguida a través de correo electrónico.

¿Cómo define el nuevo periodismo iberoamericano?

No lo defino, sino que lo ejerzo.

Entonces, ¿a qué se le llama nuevo periodismo iberoamericano?

Creo que a un periodismo hecho en serio: bien investigado, bien escrito, que suele ser tan malo o tan genial como el que se hacía hace unos 30 años.

¿Cómo define a un periodista? ¿Qué cualidades debe poseer, quién es, qué hace?

Tampoco los defino. Trabajo con ellos. Suelen ser buenos para tenerlos de amigos.

Copiando su pregunta en su entrevista con el escritor Juan Villoro: ¿Qué importancia le da Usted a los premios?

Los veo como reconocimientos y me gusta recibirlos, claro. Sin embargo, siento que tienen mucha más importancia para la gente que me rodea, que trabaja conmigo o para aquellos que no me conocen ni saben quién soy, pero después de enterarse que gané uno me sonríen con ganas.

¿Cómo se puede “jugar” con la crónica?

Si está haciendo una sobre tirarse en paracaídas, por ejemplo; olvidándose de que uno es periodista. Estando atento y pensando en las sensaciones, en lo que va sucediendo. Luego, ya en el papel, corrigiendo frases, alterando palabras, buscando un tono. A muchos les parecerá aburrido hacerlo, pero a mí me divierte.

Usted ha escrito un Decálogo que circula en Internet y en cuyo quinto punto dice que “No hay ética profesional. Hay ética personal”. Puede explicar esto.

A lo que me refería es que en cada ocasión cada uno toma la decisión que cree conveniente de acuerdo a su formación, a su ética, a su capacidad de reflexión; en el estatuto del periodista no podría establecerse una ética. Nobleza obliga, esa frase se la oí decir a José Licitra. Y me gustó. Y la usé.

¿Qué importancia le da Usted a la formación académica en el logro de un buen profesional y cuál es su experiencia personal en el tema de formación?

Formación debe haber, académica o de oficio. Académica sólo no sirve. De oficio únicamente, creo que tampoco. Me parece que, de una u otra manera, debe estar guiada por la pasión. Por las ganas de contar una historia, por la curiosidad de saber un poco más sobre el tema que se está reporteando.

¿Qué cualidades le ve al periodismo actual y qué defectos?

Cualidades: que temporalmente está cerca de mí, por lo que puedo leerlo en vivo y en directo. El defecto es que dicen que todo tiempo pasado fue mejor, si esto fuera cierto, se estaría hablando de una merma en la calidad del mismo; aunque la verdad es que más allá de uno u otro testimonio, no tenemos forma de comprobarlo.

¿Qué elementos debe tener una buena crónica?

No sé. Puedo leer una y decir si me parece buena o no, pero no creo que exista una fórmula que al aplicarla dé como resultado una buena.

 “Formación debe haber, académica o de oficio. Académica sólo no sirve. De oficio únicamente, creo que tampoco. Me parece que, de una u otra manera, debe estar guiada por la pasión. Por las ganas de contar una historia, por la curiosidad de saber un poco más sobre el tema que se está reporteando.”

“Casi” libres…

En la región de las Américas, el informe cita que 15 países (43%) han sido calificados como de prensa libre, 14 (40%) tienen un periodismo parcialmente libre y 6 (17%), no tienen libertad de prensa. En términos de población, el 38% vive en los países con  libertad de prensa, el 42% en los países con una prensa parcialmente libre y un 20% en países sin libertad de prensa.

Fuente: Los Tiempo 16.6.13 por Claudía Gonzalez

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