Errores en periodismo

Prisioneros del día a día, de la prisa para confeccionar largas entregas noticiosas, hay algunas asignaturas pendientes en el periodismo nacional. Lo digo como autocrítica, pues por encima de todos los múltiples Jimmys que me pueblan sobresale el periodista. De manera desordenada y sin jerarquizar hago una lista de los temas que deberíamos revisar:

1) Nos detenemos poco en el por qué; mostramos el fenómeno, pero no analizamos ni de dónde viene ni hacia dónde va.

2) Paralelamente abandonamos los casos y no los recordamos hasta que otra vuelta de tuerca grande se produzca. Los temas y los protagonistas tienen dos días de gloria, y adiós. Así, una jueza muy “buenita” dio libertad a un cogotero acusado de matar a más de 60 personas. El angelito fue detenido conduciendo un automóvil sin placas y ahí se encontró una cuerda. O sea… Y después de buscar a la jueza benévola el tema se archivó. ¿Sigue “impartiendo justicia” la señora?, ¿el homicida está en la cárcel? La palabra seguimiento es poco empleada en nuestros noticieros.

3) Somos superficiales, unos más que otros, y eso nos lleva a que nos vendan cualquier camello. Creemos con demasiada facilidad en las mentiras de los políticos.

4) Le damos demasiada importancia a las opiniones de políticos reciclados en “analistas”. Alguien que fue viceministro, subsecretario o funcionario de alto nivel de cualquier gobierno no es una fuente independiente, y en todo caso cuando se pone el nombre de analista debería decirse que trabajó en tal o cual gobierno.

5) Tendemos a empobrecer el lenguaje. En las últimas décadas los periodistas son cada vez menos intelectuales y tienden, por tanto, a la frivolidad. La lectura es una de las asignaturas menos vencidas por el común de los colegas. Claro que hay excepciones, pero son las menos. El comunicador con el morral lleno de libros tiende a desaparecer.

Estoy convencido de que hay atenuantes, que trabajamos muchas horas, que los sueldos en comparación con otras profesiones son bajos y un largo etcétera. Sin embargo, esto siempre fue así. Nadie que quiera hacer fortuna osaría estudiar periodismo.

Pero nos debemos al público, a los espectadores, a los lectores, y es por ellos que debemos trabajar por superar estos errores. Es verdad que el nuestro es un oficio de críticos y criticones; intentemos hacer un poquito de lo primero en nuestras propias redacciones.

Fuente: La Razón, 26.7.13 por Jaime Iturri, periodista boliviano

Comente