Evo y los medios de comunicación

por Maggy Talavera 

El presidente Evo Morales parece haber logrado de los medios de comunicación –y hace cuestión de celebrarlo- lo mismo que pudo arrancar de los empresarios y otros sectores productivos: sumisión, por no decir connivencia. Bueno, no diremos “los medios”, porque tampoco son todos, sino un 80 o 90%, como él mismo se ha encargado de dejar claro en una entrevista concedida a El Deber y publicada en la edición estelar del 24 de septiembre, fecha de la efemérides de Santa Cruz.

El periodista pregunta al Presidente: “Usted dijo que los periodistas somos su principal oposición. Ahora se dice que PAT, Full TV y ATB son amigables con el Gobierno, ¿esa percepción también cambió?”. Y el Presidente responde: “También está Gigavisión… Antes sentía que el 80 o 90% de los medios eran mis opositores.  Ahora quedan 10% o 20% de opositores”. El mismo tenor de la pregunta, cambiando sólo “periodistas” por “empresarios”, podría obtener sin duda una respuesta con el mismo tenor.

Y no es que periodistas y empresarios sean la misma cosa, aunque muchos periodistas parecen más empresarios que trabajadores de la prensa y no pocos empresarios se las dan de periodistas. Pero, más allá del juego de palabras, está el verdadero juego al que apuesta el Presidente y la cúpula que gobierna con él: la consolidación de un proyecto hegemónico cultural (“supremacía que ejerce un Estado o pueblo sobre otros por tener superioridad política o económica sobre ellos”, define la RAE), como muy bien se ha encargado de recordar a todos su asesor de comunicación, Walter Chávez, en su columna “Evo, Santa Cruz y la revolución”, que publicó en ERBOL la semana pasada.

Subrayo “recordar”, porque los ideólogos del MAS nunca han omitido esa información, aunque tengo la sospecha de que muchos de los actores de la política nacional que se disputan curules, tarimas y cámaras todavía no se han enterado de ello, o porque no leen lo que escriben los “soldados de la revolución”, o porque hay cada vez menos medios “opositores” (o sea, que sacan a luz lo que la “revolución” quiere enterrar en lo más profundo de la tierra), o porque no entienden un carajo de política. Perdón por el carajo, pero como dijo Vallejo, “quiero escribir (solo), pero me sale espuma…”. ¿Cómo no, si a siete años de ejercicio del poder bajo el liderazgo (no precisamente el mando) de Morales todavía hay muchos que lo ignoran?

Creen que éste es un gobierno más, y no lo es. Creen que le han “doblado el brazo”, porque de pronto el Presidente va a Expocruz, almuerza con los empresarios, concede algunas entrevistas (al 80 o 90% de los medios que dicen “la verdad” que él quiere oír) y dizque acepta las autonomías. Pero, ¡qué lejos están de la realidad!

No lo digo yo. Lo dice Chávez en su artículo. Sobre Evo en Expocruz: “Lo que acaba de pasar en Santa Cruz de la Sierra, la entrada de Evo Morales a la feria, es un paso más de la Revolución, en ese largo camino hacia la conquista de la hegemonía”. Sobre Evo y los empresarios: “La Revolución no pierde al incluir al empresario, al contrario gana, porque por vez primera esa minoría –que culturalmente era (y seguramente seguirá siendo por algunas generaciones) portadora de un pensamiento colonial, blancoide, racista– acepta la democracia de las mayorías, la Revolución y a su líder indígena, antiimperialista”. Y sobre las autonomías, Chávez asegura que Evo no erró al decirles “no”: “Si Evo decía sí a las autonomías y a los estatutos autonómicos elaborados bajo influencia de los poderes regionales, quizás hoy no habría Revolución”.

Muchos creen, por último, que pueden negociar con Evo y ganar algo, así sean migajas, o callar verdades y repetir clichés –eso por ejemplo de “medios opositores” a los que desvelan lo que el poder quiere ocultar- para sobrevivir en libertad. Pero no. Lo que aparenta ser una concesión del Presidente sólo es un movimiento táctico más para abrir “las posibilidades de inclusión en el proceso de nuevos cuerpos sociales que, en el fondo, permiten expandir en el tiempo la revolución”, Walter dixit. Por lo visto, 80 o 90% de los medios figuran entre esos “nuevos cuerpos sociales” incluidos.

Fuente: Pagina siete, 1.10.13 por Maggy Talavera, periodista. Directora de Semanario Uno de Santa Cruz.

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