Por David Samaniego Torres, ecuatoriano
Algunas realidades que vivimos hoy los ecuatorianos necesitan de una lectura comprensible para todos, alejada de los entreveros y conveniencias de la política. Una de esas realidades es la comunicación. Esbozo algunos conceptos al respecto.
-La verdad, objeto primario de la comunicación, es “una dama esquiva” que hay que buscarla y perseguirla insistentemente; es la dama perspicaz que identifica con certeza la esencia del ser y las circunstancias de su existencia. La verdad frecuenta castillos donde la solidez, la profundidad, la dignidad, la justicia, la imparcialidad y la certeza tienen sus moradas. La verdad nos hace libres. Las verdades a medias nos atan. Las falsedades presentadas como verdades ofenden la dignidad humana. La verdad y la comunicación son almas gemelas. La comunicación sin verdad es un atentado de lesa humanidad.
-La presencia de seres vivientes en nuestro planeta tiene múltiples manifestaciones: conocidas unas, otras no. El reino animal se acerca más a nuestra realidad humana: entendemos en parte el gorjeo de las aves, conocemos algo del lenguaje de los delfines. Sabemos también bastante sobre la vida vegetal; conocemos además algo sobre el modo de ser y actuar de muchos animales domésticos. Esto nos permite concluir, quizá, que la comunicación es algo innato, imperioso y presente en los seres vivientes; mientras mayor es su aproximación a la conciencia, mayor es su necesidad y complejidad. En síntesis, existen canales de comunicación con el reino animal y vegetal. La comunicación entre humanos nace y crece en un clima de libertad.
-La comunicación siempre fue, y siempre será, un camino de doble vía; un ir y venir de opiniones, una fragua de ideas y conceptos en busca de la verdad, una inquietante peregrinación por los caminos del “quizá” hasta llegar a los amplios y frescos prados del “así es”. La “libertad, igualdad y fraternidad” no se crearon por decreto de algún iluminado; fue una exigencia histórica de quienes sufrieron la falta de libertad; de quienes vivieron la desigualdad reinante y también de aquellos que sintiéndose parte de una misma especie reclamaron la fraternidad como necesidad ulterior de la dinamia de hominización, en el pensamiento de T. de Chardin.
-Vivir en una sociedad donde se impone un estado de propaganda y publicidad es atosigante y enervante. San Agustín expresó: ‘he visto a muchos que quisieron engañar pero no he visto a nadie que quisiera ser engañado’. El manejo de la publicidad de la Secom requiere de responsabilidad: debe sostener lo verdadero y justo para todos; denunciar lo errado; abrir interrogantes y favorecer el florecimiento de ideas nuevas, de criterios diversos, de pluralidad de cosmovisiones.
-F. Nietzsche sentenció: “Lo que me entristece no es que me hayas mentido, sino que yo nunca más podré confiar en ti”. Goebbels, imitando a Francois-Marie Arouet, gritaba: “Mentir, mentir, mentir… algo siempre queda”.
Un gobierno que está entregando al país nuevas misiones y visiones, aspiraciones y metas, mal puede cometer los errores del pasado.
“Un derecho no es lo que alguien te debe dar. Un derecho es lo que nadie te debe quitar” (A. E. Roosevelt).
Fuente: El Universo, 2.10.13