“¿Día del Periodista?”

Hace 34 años, un 29 de diciembre, el Estado boliviano reconoció jurídicamente al periodismo como profesión titulada.

La única presidenta mujer, Lydia  Gueiler Tejada  el 29 de diciembre de 1979 promulgó la Ley 494, reconociendo e instituyendo la profesión de periodista en provisión nacional a los ciudadanos que hayan obtenido el título académico otorgado por la universidad boliviana y “a los que por su antigüedad y capacidad probada en el ejercicio de la actividad periodística, cumplan los requisitos que establecen la presente ley”.

Hasta ahora, no hay universidad que confiera títulos académicos de periodista. En cambio, por intermedio de esa Ley, poco más de medio millar de ciudadanos fueron reconocidos por el Estado boliviano, “por su capacidad y antigüedad” como periodistas profesionales, probablemente una mitad de ellos ya fallecidos.

La Ley vino a resolver, en el deseo imperante del colectivo profesional, un problema histórico de definición. A nadie se le escapa la importancia intrínseca que tuvo la Ley. Al ser declarada profesión titulada, se ha roto una barrera histórica, que no ha sido superada hasta ahora, a pesar de las cerca de 50 carreras de comunicación social existentes en el país, y que no pueden suplir la profesión de periodista.

Fue larga lucha gremial. Las primeras demandas acerca del reconocimiento de esta profesión se originan en las discusiones que dio lugar la casi bicentenaria Ley de Imprenta, que si bien facultaba a todos expresar sus ideas y pensamientos por medio de la imprenta y la palabra, era empero difícil precisar a los actores principales que se ocupan de escribir en los periódicos, el medio de comunicación “estrella” hasta los años 80 inclusive.

En Oruro en 1928, en un primer congreso nacional de propietarios y trabajadores de periódicos celebrado a iniciativa de los directores de La Patria, presidida por D. Demetrio Canelas, al margen de dilucidar los principales aspectos de la problemática del sector, como los costos de envío de impresos por correo, los cupos de papel, la libertad de expresión, también se encaró la necesidad de profesionalizar al sector.

Luego, en un 1er Congreso de la naciente Federación Nacional de Periodistas celebrado en La Paz en mayo de 1947, también se hizo hincapié en proporcionar un status jurídico y profesional al periodismo. Rodolfo Salamanca Lafuente, primer secretario de la Federación en su informe al II Congreso Nacional de Periodistas, decía:

 “Estatuto del periodista profesional. El estatuto, una vez que no se trataba de modificar una ley, fue presentado al Gobierno y debía probárselo por medio de un decreto, con motivo del Día del Periodista. Concurrieron algunas circunstancias que paralizaron esa medida, como la necesidad de revisar su texto”.

El 2do Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Cochabamba e septiembre de 1948, ante las dificultades de definir sobre la condición de la profesión de periodista, “exige a los poderes Legislativo y Ejecutivo la sanción y promulgación del Estatuto del Periodista Boliviano, dentro de un plazo breve, por las circunstancias anotadas”.

Los acontecimientos políticos anteriores y posteriores a la Revolución de 1952, obstaculizaron avanzar en la demanda, hasta que por gestiones de las nuevas organizaciones gremiales, como los sindicatos de trabajadores de la prensa, el presidente Hernán Siles Zuazo, accedió a la creación de fondos para sedes sociales y escuelas de periodismo, que en 1962 durante la presidencia de Víctor Paz se aprobaría el anhelo de las escuelas mediante DS 05961, y bajo tuición de los sindicatos, sin que se consolidará, por el golpe militar de Barrientos. En 1969, antes de su caída el presidente Luis Adolfo Siles Salinas mediante DS 8922 creó una comisión para elaboración del Estatuto del Periodista boliviano que también fue interrumpida por la sucesión de golpes de Estado, hasta que una comisión del Sindicato de Trabajadores de la Prensa y de la Asociación de Periodistas de La Paz, retomó las gestiones –con un episodio inicial de profesionalización establecido por el presidente Hugo Banzer–, hasta consolidar 10 años más tarde, en 1979, el reconocimiento de la profesión de periodista por Ley sancionada por la presidenta Gueiler. Finalmente en 1984, el presidente Hernán Siles Zuazo promulgó el DS 20225, aprobando el Estatuto Orgánico del Periodista Profesional Boliviano.

En esta última etapa ardua fue la labor de la FTPB y de APLP, cuyos directivos finalmente culminaron un proceso de cerca de 75 años cuya historia aún no está escrita y que hoy rememoramos en circunstancias en que el periodismo como abanderado de la libertad de expresión, atraviesa una de sus crisis más profundas por falta de identidad propia.

Fuente: Los Tiempos, 28.12.13 por Jaime D´Mare C., periodista

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