Juan León: “Hay un afán claro de acorralar a la prensa libre"

OH! Cómo evalúa el desenvolvimiento del periodismo boliviano a lo largo del 2013?, ¿qué le ha faltado y qué no?

Cuando Demetrio Canelas escribió el primer editorial de Los Tiempos interpretó de manera cabal el concepto de libertad aplicado a la misión de la prensa y los periodistas. El dijo que su diario tenía “la ambición de llevar a sus lectores informaciones seleccionadas con asiduidad y honestidad profesional para habilitarles a formar, sobre los hechos ocurrentes, su propio criterio sobre la base del conocimiento de la verdad”. “Un público bien informado, añadió, es la mejor defensa para la moral y el orden público”. Y con ese criterio anunció “este es un diario libre, lo que es algo diferente” a un diario independiente.

Es difícil, y más que todo es un atrevimiento, resumir en una evaluación personal el desarrollo del periodismo en Bolivia a lo largo de un año. Frente al desafío, vale la pena puntualizar también que esta es nomás una evaluación subjetiva, como todas las que se puedan hacer.

Con esa salvedad y en coincidencia plena con el concepto de libertad que expresó Canelas hace 70 años me animo a sostener que la característica más evidente del desenvolvimiento del periodismo boliviano en el 2013 ha sido y es la falta de libertad.

OH! Por qué?

Parece un contrasentido que diga que hay falta de libertad y afirmar, al mismo tiempo, que hay libertad de expresión. Hay columnas de opinión crítica que publican los diarios, hay también noticias de denuncia sobre irregularidades en los actos del gobierno o de algunas autoridades. Se informa sobre opiniones, actividades y propuestas de la oposición o de sectores sociales en contra del gobierno. Todo eso existe y constituye buen argumento para decir que en Bolivia hay libertad de expresión. En algunos casos se habla incluso de libertinaje. Pero todos esos ejemplos no significan que en Bolivia exista pleno ejercicio de prensa libre, en el sentido cabal del concepto. Subsisten muchos impedimentos, algunos aparentemente insuperables, para que la prensa pueda contribuir de manera eficaz a que sus lectores formen su propio criterio en base a la información que reciben.

OH! Cómo explica eso de impedimentos insuperables?

A ver. Las libertades de expresión y de opinión, que son la esencia de la libertad de prensa, están directamente vinculadas a la libertad de información. El conocimiento cabal de los hechos, en forma veraz y lo más objetiva posible, es condición fundamental para la toma de posiciones del conjunto social sobre los hechos determinantes para su convivencia en democracia. Es evidente que en el país, ahora y como ocurrió en el pasado, el libre acceso a la información se mantiene limitado o restringido en función del interés de los grupos de poder político, económico o social.

Más de 20 años después de ocurrida su muerte y en un contexto político y social totalmente diferente al de entonces, por ejemplo, ¿cómo es posible desconocer aún dónde están los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz, considerado un paradigma de este proceso de cambio? Se supone que los tiempos políticos cambiaron, pero no hay información y el caso es todavía un misterio.

Igual que la muerte de Eduardo Rozsa y otras dos personas, el 2008 en Santa Cruz. Se los sindicó de afanes separatistas y de terrorismo. El propio presidente dijo entonces que él dio la orden de actuar. ¿Eran ciertas esas sindicaciones o se trató de un ajusticiamiento por otros motivos? Cuesta creer que cinco años después todavía haya gente sometida a prisión preventiva y que no haya un avance real en las investigaciones. ¿Es sólo un ejemplo más  de retardación de justicia, incapacidad profesional, se trata de injerencia política en los tribunales o existe algo más complicado que impide esclarecer el caso?

Algo parecido ocurre con el atropello contra la marcha indígena en Chaparina, aunque desde el gobierno se dijo, en algún momento, “nosotros sabemos quién fue”. Falta información seria, veraz y legítima sobre los responsables de ese hecho, igual que con la insistencia en construir un camino por el Tipnis.

Se podría hacer una larga lista se temas similares, por ejemplo los casos de jefes policiales y funcionarios de alto rango involucrados en delitos de narcotráfico y contrabando o en hechos políticos irregulares, como los de Porvenir, en Pando. En todos esos casos, el acceso a la información ha sido y es limitado. Y eso afecta de manera directa a la posibilidad de informar de manera veraz para que la gente pueda formar un criterio propio sobre hechos que, de uno u otro modo, tienen que ver con su vida en comunidad.

Paradójicamente, en estos tiempos y a título de cambiar paradigmas, se habla de la información como un derecho de todos, no sólo de los medios de prensa. Parece correcto. Pero al final, lo que es de todos generalmente es de nadie. A título de garantizar el derecho a todos se termina garantizando de alguna manera que sea de nadie más que de quienes poseen o se pretenden dueños de la información.

Así se explica que para estar a tono con los pregones de democracia se pretenda aprobar una ley de transparencia y acceso a la información que, en la práctica, impedirá acceder a muchos temas de interés ciudadano, a título de excepciones. Con la agravante de que esas excepciones podrán ser infinitas, en la medida en que puedan también crearlas cualquier poder del Estado, la policía y las fuerzas armadas. Es difícil pues hablar de libertad de prensa.

OH! Cuál es el mayor riesgo que enfrentan los periodistas bolivianos?

Desde lo más alto del poder político hay un afán claro de acorralar a la prensa libre. Se busca estigmatizarla como principal fuerza de oposición y se le atribuye un rol político ajeno al de su misión verdadera. Se pretende así restarle credibilidad incluso a riesgo de insultar la inteligencia de la gente. Pero lo más peligroso es que se genera un clima social hostil en su contra. A las denuncias periodísticas sobre corrupción en el Fondo de Desarrollo Indígena, por ejemplo, se respondió con una amenaza de intervención campesina al diario que las publicó y de represalias a la periodista que escribió la nota. El propio presidente anunció después investigación, sanciones y cambios, pero sin reconocerle mérito al rol de la prensa para develar esos hechos de corrupción.

Las agresiones personales son una constante. La respuesta presidencial a un periodista que le preguntó en conferencia de prensa sobre el destino que le daría a su segundo aguinaldo es  representativa de esa realidad. El jefe del Estado reveló tener información, que además difundió en público, sobre la vida privada del colega. Preocupa que el control político del Estado llegue a ese punto. Pero sobre todo, hay que preguntarse cuál es la finalidad de ese tipo de controles, cuando vivimos en democracia. En ese ambiente artificialmente hostil, de amedrentamiento por las amenazas, es ciertamente difícil que los periodistas puedan ejercer su trabajo de manera libre y sin desasosiego ni temores.

OH! Y el mayor riesgo que enfrenta la prensa boliviana?

En el pasado no muy lejano se la censuró y se apresó y exilió periodistas. Esos controles fueron insuficientes para acallar a la prensa libre en el afán de perpetuarse de los regímenes autoritarios o dictatoriales. Todos llegaron a su fin. La estrategia es diferente en estos tiempos, en función de los nuevos modelos políticos que se pretende implantar. Ahora se apunta a los medios de comunicación como empresa.

Que gente del gobierno o personajes políticamente afines compre o ponga sus propios medios es legítimo, siempre que lo haga con sus propios recursos. Forma parte del derecho a la libre empresa y a las libertades de expresión, opinión e información. Es ilegítimo, en cambio, que desde el poder político se pretenda controlar o perjudicar a los medios independientes, privados y libres utilizando recursos económicos del Estado, que son de todos. El ejemplo más contundente es el de la distribución de la torta publicitaria estatal, que es absolutamente desigual. Favorece con abundancia de avisaje a los medios afines al gobierno y castiga negándoles publicidad a los otros. ¿Un botón de muestra? Ahí está Tarija, donde los contratos de publicidad de la gobernación incluyen una cláusula expresa que advierte que serán rescindidos en caso de que los medios publiquen alguna información crítica a las autoridades. Eso es irregular y poco ético. Como la ética parece que importa poco, añadamos que es un absurdo total, desde el punto de vista comunicacional. Difundir propaganda para convencer a los convencidos es bastante idiota. Es mal uso de dineros públicos, y una muestra clara de incapacidad profesional de los funcionarios responsables. ¿Cuánto le cuestan al Estado los medios del Estado que se utilizan hoy al servicio del gobierno?

El problema no se limita sólo a eso, lamentablemente. Este año se endurecieron los controles del sistema tributario sobre algunos medios de comunicación. Dos medios nacionales fueron ya embargados y aumentaron las inspecciones a otros, no sólo de parte de funcionarios de impuestos internos. Cierto, los medios de prensa, como cualquier empresa, tienen obligaciones tributarias con el Estado y deben cumplirlas, como cualquier ciudadano. Pero deben recibir, como cualquier empresa también, trato justo y equitativo. Apretar a unos y ser flexible con otros es discriminación. ¿Se actúa de la misma manera con los medios del Estado?  En el mismo afán que tiene en la mira a las empresas hay que colocar el hecho de expropiarles páginas para imponerles publicar avisos de propaganda gratuita a favor de campañas como las de seguridad ciudadana, contra la discriminación o la trata de personas. Sus páginas son propiedad privada y fuente de sus ingresos legítimos. Esa propaganda estatal sí, debía financiarse con fondos del Estado, porque interesa a todos.

OH! En cuánto a la calidad del periodismo?

Pese a esas limitaciones, que no dependen de los medios ni de los periodistas, el balance general es positivo. El afán profesional, la vocación y la responsabilidad han logrado el cometido de informar a la gente de la manera más veraz y adecuada posible. Las noticias y comentarios sobre los mismos hechos traídos como ejemplo de falta de acceso a la información lo confirman. De no haber sido el esfuerzo de la prensa, nadie se hubiera enterado, por ejemplo, de lo ocurrido en Chaparina. Y se hubieran enterrado también, tal vez definitivamente, los casos de terrorismo o narcotráfico. Aunque el quién y el porqué de esos hechos sigan en el misterio. Ese solo dato justifica el reconocimiento de la sociedad traducido en los premios otorgados a algunos medios y periodistas. Suponer que el elogio o reconocimiento expresado en una plaqueta por cualquier institución, así sea un banco, a la tarea informativa de un medio o un periodista implica comprar o hipotecar su conciencia es suponer que tendrán también éxito para doblegarlos las amenazas o la hostilidad que se siembra contra ellos. Es el criterio de gente que basa sus acciones en el uso del palo y la zanahoria.

Messi, el futbolista, no convierte tantos y tan lindos goles para que le entreguen el botín de oro al final del año. Por el contrario, recibe ese reconocimiento simplemente porque esa es su tarea, porque disfruta al hacerla aunque algunos, tal vez los más importantes, hayan sido contra equipos de su propio país. Ese es el concepto de profesionalidad.

OH! En qué áreas debe reforzarse?

Dadas las circunstancias, en el campo de la investigación periodística. Cuando es más difícil y problemático el acceso a la información, mayor es el desafío. Y más importante la misión de informar de manera veraz para que la gente conozca lo que se hace, lo que se piensa y lo que se persigue cuando se toman medidas que afectan a su vida en comunidad. Sobre todo cuando se pretenden cambios profundos en función de determinadas ideologías.

El problema es que las tantas carreras universitarias de comunicación no forman periodistas en el sentido estricto del tema. Y sobre todo, no enseñan investigación periodística con la profundidad en que debían hacerlo. Y por eso, también, en el país existe un alto déficit de periodistas especializados. Dadas nuestras condiciones de desarrollo económico, los periodistas tienen que conocer y escribir sobre todos los temas. Pero el que mucho abarca poco aprieta y mucho de lo que escriben carece de profundidad, análisis y sustento. Esa es otra razón por la que el reconocimiento que hacen algunas instituciones a la especialización de periodistas es importante. Que haya gente que conoce de temas económicos, financieros, energéticos o sociales es tanto o más importante que la existencia de periodistas especializados en temas políticos. En nuestro país, por lo demás, la política está llena de improvisados.

OH! Se está aprovechando correctamente el periodismo digital?

Su uso todavía es pobre, desde el punto de vista de la  información. Pero es indudable que alcanzará mucha fuerza de convocatoria por las características especiales de las redes sociales, tal como ocurre en otras partes. El cacerolazo en la Argentina o las protestas de los indignados en Brasil fueron motivadas a través de las redes sociales. La influencia y el peso de estas redes es mayor tomando en cuenta las características específicas de sus usuarios, que son gente joven, que tiene mayor formación y por lo general mayor nivel de militancia política.

Creo que habrá que tomarlas muy en cuenta en todo sentido. De hecho, desde el oficialismo han surgido ya algunas voces que pretenden controlarlas. Tarea muy difícil, pero no imposible. En todo caso, el periodismo digital se perfila como la competencia más fuerte del periodismo clásico, sobre todo en cuanto a capacidad de convocatoria, por la inmediatez de su llegada.

Fuente: Revista OH de Los Tiempos, 29.12.13

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