Menos de dos meses faltan para las elecciones en Brasil y todo indica que, por ahora, habrá segunda vuelta. Las principales encuestas señalan que Dilma Rousseff encabeza con 38% de intención de voto mientras que Aécio Neves, principal competidor por la presidencia, llega al 23%. A través de los debates televisivos los candidatos saldrán a seducir a los indecisos, alrededor de 20 millones de personas, pero la guerra política y mediática ya comenzó, hace tiempo.
Las noticias que llegan sobre Brasil suelen ser pocas si se tiene en cuenta que es nuestro gran vecino y principal socio comercial. Se sabe en líneas generales los grandes cambios que generó Lula en su país, como haber sacado de la pobreza a 30 millones de personas. Sus discursos, su política regional y sus altos niveles de aprobación siempre han generado gran impacto. Sin embargo, es poco lo que llega sobre el actual gobierno, el de Dilma Rousseff y, de hecho, suelen ser malas noticias.
A nivel económico, las noticias suelen estar relacionadas a la industria automotriz, estrechamente ligada con Argentina, y el bajo crecimiento en el PBI en los últimos años en comparación con altas tasas poco tiempo atrás. En el plano político, el Mundial ha dejado una serie de declaraciones e informaciones que difícilmente puedan darse por ciertas hoy día. En la oposición brasileña, desde el primer momento se usaron dos discursos al unísono: que el gobierno no iba a poder hacerse cargo de semejante organización y que el Mundial iba a ser un fracaso si es que realmente se llevaría a cabo, y que el PT iba a usarlo a su favor. Ninguna de estas dos cosas ocurrió: el evento se disputó y con una organización mucho mejor de la esperada, aún cuando los medios se hicieron eco día tras día del “desastre” que iba a ser el anfitrión. Y, por otro lado, no sólo Dilma no usó el Mundial en beneficio propio sino que en las encuestas las diferencias con su principal competidor eran más altas antes de la Copa que ahora.
Lo cierto es que hay docenas de noticias que en Brasil no se difunden y a Argentina prácticamente no llegan, y lo que hay es poco y sesgado. De la continuidad de las políticas sociales del gobierno de Dilma y la lucha contra la pobreza y el analfabetismo poco se sabe. Y dudosamente se divulgue en la prensa un dato clave para octubre, y es que según datos del Tribunal Superior Electoral, por primera vez en la historia votarán más personas con título universitario que analfabetos. Es que en Brasil, con el PT en el gobierno desde el 2003, no hay aún una ley de medios que ponga freno al enorme monopolio que comanda la empresa Organizaciones Globo, dueña de la palabra en radio, televisión y gráfica en todo el país. Aún mucho (pero mucho) más grande que el Grupo Clarín, Globo es el principal opositor a Dilma, y desató una campaña mediática feroz para terminar con los gobiernos del PT, y gran parte de las noticias negativas que llegan a nuestro país provienen de allí, donde todo lo que hace Dilma es malo, corrupto, ineficaz, autoritario, etc., etc. Un estudio reciente sobre la incidencia de los medios en Brasil, realizado por la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) señala, a modo de ejemplo, que el principal noticiero del país, Jornal Nacional, de TV Globo, ha dado desde enero hasta agosto un total de una hora y 22 minutos de noticias contra el gobierno de Rousseff, y sólo tres minutos a favor. Esto indica, claro está, la incidencia de los medios en la opinión pública y la política.
Por otro lado, es interesante analizar la protección mediática que tiene el principal opositor y competidor presidencial Aécio Neves, un político de derecha que aboga por bajar el gasto público, abrir el mercado y privatizar, pero que se le ha dado por tener un aeropuerto en su casa fondeado con dinero público de Minas Gerais, Estado donde fue gobernador hasta 2010. Ese escándalo fue tapado por la Globo, que ya lo posicionó como su candidato.
Ahora, con la sorpresiva muerte del candidato Campos, tercero en las encuestas hasta ayer, es posible que cambie el panorama electoral de cara a octubre con un futuro incierto sobre su partido. Sin embargo, la cadena Globo ya da por hecho la postulación de su vice en la fórmula, Marina Silva, para seguir en competencia y tratar de destronar a Dilma.
Queda por concluir una obviedad que a veces es necesario recordar para algunos distraídos, y es que los medios concentrados generan todo tipo de influencia en la política. Se dice que el periodismo es el cuarto poder, pero cuando la información está monopolizada podría decirse que es el tercero, el segundo o por qué no, el primero. Posicionar y cuidar candidatos, hablar pestes y operar contra el gobierno, y presionar mediáticamente a la justicia, es moneda corriente hoy día en Brasil. Cualquier similitud con Argentina, es pura coincidencia.
Fuente: Diario Registrado, 15.8.14 por Camila Bonetti, periodista argentina