La noticia pasó de su círculo más cercano a sus compañeros de trabajo en la redacción del periódico y después a sus colegas periodistas, para finalmente alegrarnos a todos. ¡Un periodista boliviano, cruceño de nacimiento, es premio Rey de España en periodismo! Dos precisiones ineludibles: la aplicación de la técnica narrativa en la crónica desarrollada es impecable y el tema elegido muy oportuno, constituido en denuncia contra la apacible forma de reaccionar del Estado y sus operadores de justicia.
Roberto Navia Gabriel, con algo más que valentía, presenta su reportaje a concurso y lo gana. Es su investigación sobre los linchamientos en Ivirgazama, que son ejecuciones extrajudiciales que quedan en la impunidad. Tribus de la Inquisición es un documento que formará parte de la historia del periodismo boliviano. Es una producción intelectual que cumple con la denuncia, pero también con la necesaria reflexión sin caer en la moraleja pretenciosa. La gran calidad humana del autor enriquece aún más los merecimientos que tiene su condición de periodista.
Hasta la publicación de esta columna, ninguna autoridad del Estado se ha manifestado para congratular a Navia, lo que demuestra el valor que tiene lo intangible para nuestra sociedad, que es capaz de encumbrar deportistas y a la estética epidérmica que, con merecimientos quizá, han provocado la algarabía de autoridades y pueblo en general. Lo conseguido por Navia no es poco: Premio Nacional de Periodismo, Premio Ortega y Gasset, y ahora Premio Rey de España, entre lo más sobresaliente, formando parte de una hoja de vida destacada para un boliviano que merece nuestro reconocimiento por todo lo logrado, probablemente con menos fanfarria y usos propagandísticos que los vistos en el pasado reciente en otros escenarios.
Después de asimilar lo vivido, Roberto Navia volverá a la redacción, a su noble oficio, para continuar su prolífica carrera. En el futuro, seguro que veremos más de su técnica narrativa y de su calidad periodística ampliamente demostrada.
Fuente: El Deber, 11.2.15 por Julio Cesar Caballero, periodista boliviano