El ministro de Cultura de Noruega anunció esta semana que su país empezará a apagar la radio FM a partir del 2017. El país escandinavo se convertirá así en el pionero de la transición hacia la radio digital. Dinamarca, Suecia y el Reino Unido tienen programado el apagón analógico de la radio para el 2022. La idea es la adopción total del estándar DAB (Digital Audio Broadcasting), que tiene las mismas ventajas sobre la radio analógica que el caso similar con la tele. Incluso los problemas de cobertura están superados: en Noruega la DAB tiene una cobertura de 99,8% del territorio, superando largamente a la FM.
Por supuesto, se trata de una realidad muy distinta a la peruana. Allá solo existen 5 radios nacionales en la FM (la DAB les permite 22). Thor Gjermund Eriksen, presidente de la Norwegian Broadcasting Corporation, resaltó que “la decisión del ministerio permite que concentremos nuestros recursos en lo que es más importante: la creación de contenido radial de alta calidad y diversidad para nuestros radio oyentes”.
En el Perú, la radio actualmente se encuentra en el proceso exactamente inverso. Un spot machacado día y noche por las emisoras locales le recuerdan a su público lo terrible que es el streaming, o sea, escuchar audio a través de webs o aplicaciones. “El streaming no es malo, pero no es radio FM”, dice la publicidad, que ni siquiera se toma la molestia de explicar qué es el streaming, asumiendo que los que lo escuchan saben lo que es.
¿A qué se puede deber este temor? Oscar Soto, en el Langoy, explica: “Extrapolando datos del mismo survey de CPI, el alcance de la radio en nuestro país disminuyó en un 36% desde noviembre de 2012. En febrero de este año, el alcance nacional de las radios es de 1.85 millones de personas. Coincidentemente, estudios estiman que para fines de este año existan 7.1 millones de usuarios de smartphones en nuestro país”.
Mientras en otros lados, las radios empiezan a explorar el camino de los podcasts (“Serial”, del que ya hemos hablado en este espacio, fue producida por una radio pública de Chicago y fue lo más descargado en iTunes del año pasado), acá las radios ven Grooveshark, Spotify y hasta YouTube como una competencia. Es evidente que cada vez más la gente se aburre de las mismas 200 canciones que las radios tienen como stock fijo, inmutable y sacralizado por esotéricos estudios de mercado (lo que significa que, si asumimos un promedio de 15 canciones por hora, las radios repiten todo su archivo cada 13 horas).
Todo esto, por supuesto, limitándonos únicamente a lo musical que –salvo las dos radios noticiosas– es a lo único que se dedica la radio por aquí, a pesar de que el brutal éxito de, a estas alturas, una veintena de YouTubers peruanos cuyos videos tranquilamente pasan del millón de reproducciones, indica que hay un público que demanda contenido fresco.
¿Debería iniciar el Perú su camino hacia la DAB? Es cada vez más urgente pero también resulta prioritario que no suceda lo que pasó con la tele digital. En el 2009 se produjo la repartija original, la de la televisión, que consiguió, en el gobierno de Alan García, que los actuales broadcasters literalmente cuatriplicaran sus señales en un santiamén (aunque resulte cada vez más evidente que no saben qué hacer con ellas; solo el canal del Estado saca buen provecho de sus cuatro señales) en un proceso que ocurrió largamente fuera del alcance de las cámaras que ellos poseían. Si se inicia el camino hacia la DAB no puede pasar lo mismo.
Fuente: La Republica, 22.4.15 por Marco Sifuentes, periodista peruano