Marcando la línea: Caricaturistas bajo amenaza

El 7 de enero, dos sujetos armados irrumpieron en la sede de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, asesinando a ocho periodistas y poniendo así de relieve los riesgos que enfrentan los caricaturistas. Debido a que la labor de los caricaturistas tiene la capacidad de trascender fronteras e idiomas, así como de simplificar situaciones políticas complejas, las amenazas que enfrentan los caricaturistas de todo el mundo –el encarcelamiento, el exilio, los procesos legales o el asesinato– superan con mucho el extremismo islámico. Un informe especial del Comité para la Protección de los Periodistas elaborado por Shawn W. Crispin
Cuando el gobierno de Malasia inició un proceso penal por el delito de sodomía contra el principal líder de la oposición, el caricaturista Zulkiflee Anwar Ulhaque, conocido como Zunar, recurrió a sus plumas de dibujar para satirizar lo que consideró como una maniobra política poco disimulada.
Las caricaturas de Zunar, publicadas por primera vez en Malaysiakini, un sitio web de noticias independiente, y otras publicadas exclusivamente en un libro en 2014, describían el sonado juicio como un complot gubernamental dirigido por el primer ministro Najib Razak y su partido Organización Nacional de Malayos Unidos para encarcelar a su principal contrincante político, Anwar Ibrahim.
En una crítica viñeta, Zunar dibujó a Najib como el juez a cargo del caso, mientras un libro de Derecho aparecía arrojado de forma visible en un cesto de basura; en otra, aparecía el premier manipulando los hilos de jueces dibujados como marionetas; una tercera representaba a Najib a caballo de un enorme juez que apuntaba un martillo hacia Anwar, quien no salía de su asombro.
Las caricaturas planteaban cuestionamientos no muy sutiles acerca de la independencia del Poder Judicial, un tema tabú para los medios tradicionales de Malasia. “Los periódicos y los canales de TV locales están todos controlados por el gobierno. Ellos no pueden abordar cuestiones delicadas”, expresó Zunar, quien cuenta con más de 100,000 seguidores en las redes sociales. “El gobierno teme que mis caricaturas pongan a la gente en contra de ellos”.
Las autoridades no han tomado a la ligera la sátira de Zunar. De acuerdo con el caricaturista, en enero la policía allanó su oficina y confiscó más de 100 ejemplares de sus libros, entre ellos una nueva obra titulada The Conspiracy to Imprison Anwar (“La conspiración para encarcelar a Anwar”). En febrero, Zunar fue detenido por cuatro días por enviar mensajes de Twitter críticos, entre ellos otra caricatura de Najib dibujado como juez, minutos luego de darse a conocer el veredicto de culpabilidad en el juicio de Anwar.
El autor satírico enfrenta la posibilidad de ser sentenciado a una pena de 43 años de cárcel por nueve cargos de sedición, un delito contra el Estado que es sancionado con una pena de cárcel obligatoria de conformidad con la ley de Malasia. Las audiencias del caso están fijadas para comenzar el 20 de mayo. Zunar también es investigado por dos distintas acusaciones de sedición, inclusive por los libros confiscados en enero y por otra obra, Cartoon-O-Phobia (“Caricaturofobia”), publicada en 2010, Zunar expresó en entrevista con el CPJ. “En un régimen corrupto, la verdad es sediciosa”, señaló Zunar, a quien le han prohibido la publicación de cinco títulos desde 2010. “Seguiré dibujando hasta la última gota de mi tinta”.
Las casas editoriales que publican los libros del caricaturista también han sido objeto de amenazas judiciales. Zunar relató que las autoridades allanaron las instalaciones de tres de las casas editoriales que había utilizado previamente, y habían amenazado con suspender las licencias editoriales y con encarcelar a los propietarios en virtud de la Ley de Publicaciones e Imprentas y la Ley de Sedición. En la actualidad Zunar tacha el nombre de su casa editorial para proteger a la empresa del hostigamiento, inclusive si tal anonimato es ilegal según lo previsto en la Ley de Publicaciones e Imprentas.
La policía escolta a Aseem Trivedi al tribunal en Mumbai en 2012. El caricaturista, quien se enfrentaba a la posibilidad de ser condenado a cadena perpetua por sus dibujos sobre la corrupción política en India, sostiene que las redes sociales han ampliado el alcance de las caricaturas. (AP/Rafiq Maqbool)
“Lamentablemente el mundo se está dando cuenta del poder y la influencia de los caricaturistas, [y ha respondido] por medio del ejercicio de la violencia y el asesinato. ”
– Robert Russell
El juicio de Zunar es representativo de los riesgos a los que se enfrentan los caricaturistas de todo el mundo –una cuestión que quedó puesta de relieve luego del ataque contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo en enero. Ya sea que las viñetas aborden la política, la economía, la religión o la identidad nacional, los caricaturistas enfrentan las mismas amenazas graves que los periodistas impresos y audiovisuales que informan sobre cuestiones sensibles. Datos globales recabados mediante las investigaciones del CPJ demuestran que los caricaturistas han sido objeto de censura, demandas punitivas, agresiones físicas, encarcelamiento, desaparición y asesinato por su periodismo como expresión artística. Algunos hasta se han visto obligados a marchar al exilio para escapar de la persecución.
Esas amenazas aumentan durante períodos de inestabilidad política, económica o civil, de acuerdo con caricaturistas, editores, analistas y defensores de los caricaturistas que fueron entrevistados por el CPJ. Si bien los caricaturistas utilizan el humor, la hipérbole y la insinuación para transmitir su mensaje, a menudo son objeto de hostigamiento exactamente porque sus descripciones satíricas, ya sean abiertas o solapadas, son capaces de comunicar ideas políticas complejas de una manera que es accesible para audiencias masivas y que encuentra eco en ellas.
“Casi que hay una fórmula que podemos reconocer bien por adelantado que nos dice cuándo la situación se está tornando riesgosa para los caricaturistas”, expresó Robert Russell, director ejecutivo de Cartoonists Rights Network International, una organización de defensa y monitoreo radicada en Estados Unidos. “Cualquier estado fallido o líder [en una posición frágil] que se aproxima ya sea a unas elecciones o a algún tipo de transición política, siempre reprime a los caricaturistas en períodos de inseguridad y conflicto”.
Aunque las redes sociales y otras plataformas basadas en la Internet que privilegian mensajes contundentes y concisos, han aumentado la visibilidad y el alcance de las caricaturas, la capacidad inherente que posee este medio para transcender fronteras e idiomas ha aumentado simultáneamente los riesgos para aquéllos que dibujan y difunden imágenes provocadoras, encontró el CPJ.
“En muchos lugares, las caricaturas están llegando a más personas que nunca gracias al surgimiento de las redes sociales”, manifestó Aseem Trivedi, caricaturista indio que fue detenido temporalmente y enfrentó una pena de cadena perpetua por sus dibujos sobre la endémica corrupción política, entre ellos una imagen que describía al Parlamento indio como un inodoro. Los cargos de sedición formulados contra él fueron abandonados en 2012. “Si hay un mensaje que aborda una cuestión mayor, sus probabilidades de convertirse en viral y difundirse a las masas son elevadas”, sostuvo Trivedi, cuyas caricaturas aparecen en medios impresos y digitales, y a menudo son compartidos en las redes sociales.
Para muchos caricaturistas, esa fluidez y alcance han sido un arma de doble filo. Gobiernos represivos y grupos extremistas han tomado represalias contra aquellos que han parodiado o dibujado la imagen del profeta Mahoma, un delito de conformidad con las leyes sobre la blasfemia en muchos países musulmanes. El incremento en la penetración de la Internet les ha permitido a los enemigos de la prensa en todas partes del mundo poder monitorear y responder más fácilmente a las caricaturas que consideran censurables.
“Tanto los gobiernos como los intolerantes siguen muy de cerca las redes sociales, en busca de cualquier señal de comentarios adversos”, aseveró Russell, quien agregó que la libre circulación de noticias e información de la Internet ha movilizado y radicalizado a enormes audiencias nuevas. “Lamentablemente el mundo se está dando cuenta del poder y la influencia de los caricaturistas, [y ha respondido] por medio del ejercicio de la violencia y el asesinato”.
Fuente: 233grados.com. 20.5.15

Comente