Títeres y Titulares

Sutileza de primeras planas luego de discutida intervención de Humala en Madrid. Cebrián calificó prensa peruana de “virulenta”.
Al presidente Ollanta Humala le cayó encima un huayco de columnas y titulares por criticar, desde Madrid, la actitud que la prensa peruana tiene ante su gobierno y, particularmente, frente a su esposa.
Buena parte de su argumentación –emitida en respuesta a Juan Luis Cebrián de El País, que se refirió en un foro a esa prensa como la más “virulenta” de la región– se basó en la concentración de medios.
Al día siguiente le respondieron con un mazazo concentrado de primeras planas.
En la Cuarta Sala Constitucional de Lima espera la denuncia presentada hace año y medio por un grupo de periodistas peruanos contra la compra de Epensa por parte del Grupo El Comercio. Después de todo este tiempo, el juez Ricardo Macedo aún no da a conocer si abrirá instrucción.
Pero en estos días volvió a quedar en claro que el fenómeno no es, ni mucho menos, peruano. El sábado 11, durante su discurso en Santa Cruz, Bolivia, el papa Francisco calificó la concentración de medios como “otra forma de neocolonialismo”. Nada de eso fue publicado por los medios del GEC.
Tan importante o más de lo que publican, es lo que callan los medios de la concentración.
No olvidemos que el Grupo El Comercio hoy representa un conglomerado mediático que aglutina a los diarios El Comercio, Perú.21, Correo, Gestión, Trome y el Canal 4. A su vez, tiene una poderosa plataforma de Internet.
Dos días antes, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) inició una consulta pública para conocer la situación del continente en lo que respecta a esa amenaza.
Los interesados pueden responder el cuestionario (leerlo y descargarlo aquí www.caretas.com.pe) hasta el 15 de agosto. Las conclusiones del debate serán incluidas en el informe anual de la Relatoría.
El relator Edison Lanza recordó “la obligación de los Estados de garantizar la existencia de medios de comunicación libres, independientes y plurales y de evitar o revertir los monopolios u oligopolios en la propiedad o control de los medios de comunicación, de conformidad con el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos y el Principio 12 de la Declaración de Principios sobre Libertad”.
Este trabajo de la CIDH se pone al día con una preocupación ya instalada entre las democracias occidentales.
Varios países tienen legislación específica que limita el porcentaje del mercado de la prensa escrita –en Francia el 30%, en Italia el 20%– y regulan muy estrictamente las fusiones de empresas de medios.
Una de las iniciativas más serias es la del Centro por el Pluralismo de Medios y Libertad de Prensa, con sede en Italia y cofinanciado por la Unión Europea.
Acaba de ser presentado su “Media Pluralism Monitor” en versión 2015. Los factores de riesgo para analizar la situación de cada país se dividen en cuatro dominios: básico, inclusivo, de propiedad y político.
En términos de propiedad, se toman en cuenta tres variables: transparencia en propiedad de medios, concentración de medios y propiedad cruzada.
Resulta especialmente pertinente para el caso peruano el subindicador que trata especialmente de “audiencia de medios y concentración de lectoría”.
Para determinar el nivel de riesgo se toma en cuenta el porcentaje de participación de los principales cuatro jugadores en cada uno de los rubros (prensa escrita-televisión-radio-internet). En este caso se toma en cuenta el tamaño, la riqueza y los recursos del mercado en cada país.
Por aquí, columnistas de EC como Alfredo Bullard propusieron que el término “acaparamiento” sea eliminado de la Constitución, más cuando el mundo digital supuestamente elimina los límites a la cantidad de voces que se pueden hacer escuchar.
¿Qué dirían los especialistas si miden el Perú y encuentran que un solo grupo concentra el 80% de la lectoría de periódicos, además del canal de antena más caliente?
Se trata de un caso casi sin parangón en el mundo (CARETAS 2316). Y lo interesante es que, según esta metodología, la vara para medir la concentración de la prensa escrita no es “el derecho a elegir” que El Comercio le asigna a sus lectores, sino el tamaño de la torta existente de lectoría en los países.
La especialista Mary McMahon lo pone de modo muy sencillo: “Si la mayoría de ciudadanos obtienen sus noticias de la misma compañía a través de una seria de publicaciones aparentemente diferentes, pueden tener la impresión de recibir información balanceada, cuando de hecho todos siguen la misma política editorial”.
Un oligopolio de muy hondas consecuencias.
Fuente: Caretas, 21.7.15

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