Este 21 de agosto, recordamos que hace 44 años, el régimen dictatorial de Bánzer empezó una feroz arremetida, que duró siete años, contra los periodistas que no comulgaban con su ideología política, o que simplemente difundían noticias que ponían en evidencia hechos del gobierno contrarios a la democracia o falsos sobre su gestión gubernamental, trabajo periodístico que para el régimen eran “mentiras”.
Lamentablemente estamos reviviendo en Bolivia aquel negro pasado de intolerancia, de manipulación contra los medios de expresión en Bolivia y de castigo a hombres y mujeres que desde su labor periodística osan expresar su opinión, se atreven a denunciar hechos que incomodan a los gobernantes y peor aún, lo hacen no como hace cuatro décadas, con bayonetas en ristre, con ataques violentos a los medios y a las casas de los(as) periodistas, y persiguiéndolos abiertamente, sino a través de medidas solapadas, de mecanismos “invisibles” para asfixiar económicamente a las empresas periodísticas, con delicadas “quejas” contra periodistas que “mienten”.
En Bolivia hoy, estamos frente a un proceso frontal de persecución del gobierno contra las libertades más caras de una democracia real: libertad de opinión, de expresión, de trabajo, de asociación para conformar instituciones privadas comunicación, difusión y educación a distancia, que como ERBOL vienen sirviendo al país desde hace casi medio siglo.
Ante esta realidad, la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP) hace suyas las acciones que el periodismo nacional organizado asuma contra este atentado gubernamental , que en los últimos meses ya ha cobrado varias víctimas, entre ellas John Arandia de Cadena “A” y Amalia Pando de ERBOL, y se solidariza plenamente con estos colegas. Es más, utilizará todos los canales a su alcance para denunciar este estado de cosas a nivel internacional.
El mundo debe saber, que “proceso de cambio” hacia una real democracia, no es lo que se pregona desde los escenarios formales oficiales, sino lo que nos permite vivir con pluralidad de pensamiento, de acciones, de miradas sobre nuestra realidad y de respeto del gobernante al pueblo en todas sus manifestaciones. Y esa realidad, viene desmoronándose en Bolivia.
Fuente: APLP, 11.8.15, el Directorio de la APLP