Con estupor analizo las acciones tomadas contra la pandemia del COVOD19 y me doy cuenta que en general, partiendo desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta las autoridades regionales, no tomaron las medidas adecuadas para repeler una pandemia de estas características.
Como una atenuante se debe tomar en cuenta el irresponsable manejo del gobierno chino cuando por cuestiones estratégicas y de prestigio, ocultó el brote de esta epidemia por cerca a dos meses, permitiendo que una ciudad entera se contagiara y que el virus lograra salir al exterior de China.
Ya aquí en este punto, una organización como la OMS debería tener soluciones en caso de que por desconocimiento, incapacidad, irresponsabilidad o incluso intencionalmente, un gobierno se niegue a informar o a colaborar en la solución de un problema como este.
Pero incluso así, el tratamiento de la pandemia es deplorable a todo nivel.
Los conceptos que maneja la OMS para definir lo que es una pandemia son equivocados, pues espera a que un gran número de países y una abultada cantidad de enfermos y muertos se registren, para declarar la pandemia.
Y no se necesita ser experto para definir lo que es una pandemia, pues tan pronto como una epidemia trasciende una frontera, debe adquirir esta denominación.
Si hasta en estos elementos básicos empezamos mal, no nos debe sorprender como es el final, por lo que no es intención de este artículo, llorar sobre la leche derramada, sino tratar de dar luces acerca de las posibles soluciones si es que todavía las hubiera.
Al margen de lo que disponga la OMS, los gobiernos nacionales, también tienen la potestad de tomar medidas para proteger a sus poblaciones.
Esto tampoco se hizo bien a excepción de un país, (El Salvador) que prontamente antes que la pandemia empezara a tomar cuerpo, asumió la acertada medida de cerrar sus fronteras, que es lo que se debe hacer al primer anuncio de pandemia. Aún así, ese país registra un caso de coronavirus ocasionado por un ciudadano que se escabulló de los controles fronterizos, que es algo perfectamente comprensible.
Otros gobiernos, especialmente en América Latina, algunos días o semanas más tarde siguieron este ejemplo, aunque tarde porque ya las personas tanto nacionales como extranjeros, habían ingresado en los países y habían logrado infectar a decenas de personas que pronto se convirtieron en cientos y después en miles.
Peor aún es el accionar de gobiernos como los de España e Italia donde no tomaron ninguna medida hasta que la pandemia colapsó sus hospitales.
En el caso concreto de nuestro país, si bien es cierto que estuvo entre los primeros en el continente en tomar medidas contra la pandemia, no se hicieron de la mejor manera, pues el cierre de fronteras se realizó cuando las personas infectadas ya habían ingresado y lo peor aún, no se las aisló estrictamente y se confió en la “conciencia y responsabilidad” de estas personas, que como bien se supo después, la “conciencia y responsabilidad” de una de ellas la llevó a ir a una fiesta donde durante dos días infectó probablemente a decenas de personas.
En casos como estos, no se puede dejar a la “conciencia y responsabilidad” de las personas un tema tan delicado. A todo ciudadano boliviano que ingrese al país, (porque se supone que ningún extranjero más puede ingresar) se lo debe aislar no en sus domicilios, (donde por imprudencia, impericia o por irresponsabilidad puede contagiar a sus familiares y estos a otros), sino en establecimientos acondicionados adecuadamente para este objetivo con custodia policial si fuese necesario.
De la misma manera, los decretos emitidos por el Gobierno deben señalar claramente que en caso de que las personas infrinjan los protocolos o se nieguen a colaborar para que la pandemia no se expanda, el castigo debe ser de tipo penal, puesto que se trata de la salud de todo un pueblo.
Otro garrafal error que se cometió (ojalá no se lo siga haciendo) es el de haber considerado como factor de contagio, SOLO a las personas que presentaban síntomas, cuando pruebas recogidas en Islandia en estos últimos días, mostraron que la mitad de los contagios los produjeron personas asintomáticas.
Si bien es cierto, que esta aseveración partió de la OMS, al comienzo de la pandemia, las autoridades nacionales están en la obligación de actualizar permanentemente sus conocimientos con los más recientes descubrimientos.
Si estos “protocolos” se seguirían, estrictamente, no harían falta medidas desesperadas como cuarentenas nacionales que son difíciles de sostener y que afectan no solo la vida normal de las personas, sino la economía y el desarrollo normal de un país.
Por suerte en Tarija, no tenemos todavía ningún infectado, lo que nos lleva al principio del escenario pandémico y al de este artículo: TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO DE CERRAR ESTRICTAMENTE NUESTRAS FRONTERAS INTERNACIONALES Y DEPARTAMENTALES con lo que no necesitaríamos cuarentenas ni otras medidas desesperadas si asimilamos lo explicado en estos párrafos y seguimos estrictamente lo que la experiencia de otras latitudes nos enseña que es LO QUE NO DEBEMOS HACER.
*Javier Vega es presidente de la APT