El 10 de mayo se recuerda el Dia del Periodista Boliviano; sin embargo en esta oportunidad y debido a los acontecimientos que se generaron a nivel internacional, por el hecho de vivir un singular momento de cuarentena global, quiero trascender el ámbito nacional, para destacar la labor de colegas a nivel internacional.
En este caso voy a referirme a la labor de periodistas chinos que les tocó y les toca vivir todavía, la dura lucha por informar dentro de un sistema totalitario y fascista, como lo es la dictadura china.
Tal es el caso del colega Chen Jieren, quien fue acusado por la dictadura comunista, de “delito de provocar disturbios, extorsión, comercio ilegal y corrupción y de haber difundido información falsa y atacado y denigrado al Partido, al Gobierno y al Poder Judicial”.
La pena contempla 15 años de prisión y una multa de 7,01 millones de yuanes, algo más de un millón de dólares americanos.
La condena, se produjo recientemente para sentar un precedente recordatorio a otros periodistas que quieran difundir información no autorizada sobre el origen de la pandemia denominada por el Premio Nobel de Literatura 2010, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, como “peste china”.
Empero, el caso de Chen Jieren, es solo el más reciente en la China, donde otros 44 purgan condenas por diferentes acusaciones elaboradas por el gobierno chino, lo que convierte a ese país, en la “mayor cárcel de periodistas del mundo”.
No es extraño entonces, que el régimen chino hubiera expulsado en los dos últimos meses, a 13 corresponsales de diferentes medios norteamericanos y de otras nacionalidades.
Pero La libertad de prensa conlleva necesariamente a la libertad de expresión, algo que obviamente tampoco es respetado por la dictadura comunista china, como lo demostró fehacientemente el caso del oftalmólogo Li Wenliang, que ya el 30 de diciembre de 2019, cuando el gobierno chino negaba la aparición del brote del coronavirus, advirtió a sus colegas, por medio de la red social china Weibo, (controlada por cierto por el régimen comunista) del brote viral y de que tomaran medidas de bioseguridad.
Un día después, el gobierno de Taiwan denunció la aparición del brote a la Organización Munidal de la Salud, quien minimizó el hecho y se limitó a esperar a que las autoridades chinas dieran su versión.
Un par de días después, el doctor Li Wenliang fue obligado por la Policía del Régimen, a reconocer que “había estado difundiendo rumores y comentarios falsos y que se comprometía a no seguir haciéndolo”, bajo amenaza de cárcel y multas parecidas a las del periodista anteriormente mencionado.
Sus mensajes y los de algunos de sus colegas, obviamente fueron borrados de esa red social.
Semanas después, el doctor Li Wenliang murió contagiado por el virus que ayudó a denunciar.
Estos dos antecedente son solo una muestra de la manera en que la dictadura china maneja estos dos aspectos fundamentales de los derechos humanos de las personas y que en este caso, hubieran ayudado a que no se esparza la epidemia, matando a más de un cuarto de millón de personas en todo el planeta y provocando la peor recesión económica mundial después de la de comienzos del siglo pasado.
Es necesario destacar el hecho de que si hubiera habido libertad de prensa y libertad de expresión en el país asiático, esta epidemia se la hubiera podido controlar en semanas, antes de que se hubiera esparcido por todo el mundo.
Esta pandemia es una prueba más de que las dictaduras y los regímenes totalitarios son un peligro para la humanidad, como lo fue también el desastre nuclear de Chernobil a finales del siglo pasado, donde la dictadura de entonces en lo que era la Unión Soviética, ocultó durante semanas el accidente y tuvieron que ser estudios internacionales, los que advirtieran del estallido nuclear. Recordando el Día del Periodista Boliviano y el de la Libertad de Prensa y Expresión (el 3 de mayo), el suscrito quiere poner de relieve, la importancia de no claudicar en la lucha por la democracia y sus instituciones como la libertad de prensa y expresión, como una garantía para asegurar que estos peligros no se vuelvan a repetir en ninguna parte del mundo y amenacen a la humanidad.
*Javier Vega, es Presidente de la APT